El dos de octubre, los Hijxs de Usminia, un colectivo que nació como resultado de la articulación de la mayoría de las Primeras Líneas de Usme, entregó restaurada y embellecida la plazoleta de la Biblioteca La Marichuela a sus vecinos. Un evento simbólico sobre el compromiso comunitario y un ejemplo para demostrar que Colombia cambió después del Estallido Social del 2021.

La entrega arrancó a las 10 de la mañana y según Carolina, una de las integrantes de los Hijxs de Usminia, esto forma parte de un proyecto en el que se pretende intervenir “cinco puntos claves del Estallido Social en la localidad”.

La Plazoleta de la Resistencia –Plazoleta de la Biblioteca La Marichuela–, el Parque de la Andrea, la huerta junto al Puente de la Dignidad, el parque frente a Colsubsidio de Santa Librada y el Corredor de la Princesa Usminia, en la Avenida Boyacá hasta la entrada a Valles de Cafam.

Pero también, este proyecto es producto de la “persecución” que tenía la policía hacía ellos, por lo que era el momento de demostrar que no son “los vándalos, terroristas y violentos que señalaban los medios”, agrega Carolina.

Y bien que lo hicieron porque los recursos los consiguieron a través del Instituto Distrital de Participación Ciudadana -IDPAC-, con un proyecto que quizá nunca hubiera visto la luz antes del estallido.

Para algunos de sus integrantes, las protestas fueron el escenario donde su rabia era escuchada y podían cuidarse los unos a los otros, pero también donde convergieron decenas de ideas y nacieron proyectos como el de ellos.

Copete y Mechas, dos de los integrantes del colectivo Hijxs de Usminia, finalizando algunos detalles para la entrega del proyecto. Foto: Vidal Romero.

No en vano, Usme fue una de las localidades que más enfrentamientos tuvo contra el ESMAD durante las protestas de 2021, y a su vez, el lugar donde más ollas comunitarias se encendieron y en la que largas jornadas de eventos culturales y pedagógicos se crearon.

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Yo me siento feliz porque a la jornada llegaron muchos jóvenes que fueron parte de la movilización y “han pintado y se han quedado trabajando en la noche” y porque algunos vecinos se animan a regalarles comidas y bebidas cuando ven que las jornadas se extienden.

Creando un lazo que no existía antes de las manifestaciones y hechos que se convierten en enormes satisfacciones, “porque es increíble ver que la comunidad no es ajena a la problemática”, cuenta Copete, otro de los integrantes del colectivo.

El Origen

El colectivo lleva poco más de un año y decidió llamarse Hijxs de Usminia en homenaje a la princesa que lleva el mismo nombre. Una mártir en la historia de Usme, quien decidió sacrificar su vida por su territorio.

Algo así como lo que hicieron los jóvenes de Primera Línea de la localidad quinta, quienes, impulsados por un futuro mejor, decidieron arriesgar sus vidas y salir a las calles a protestar. En Usme hubo un muerto –Jaime Alfonso Fandiño– y varias personas sufrieron lesiones oculares por balas del ESMAD.

Uno de ellos es Mauricio, otro miembro del colectivo, y una de las 14 personas en Bogotá que sufrió pérdida total de su vista. Él, en su ojo derecho, desde que el cartucho le separó la retina.

Cristian piensa que “antes de las manifestaciones no hacía mucho por su vida. Pero después de ellas, y sobre todo después del Estallido Social, entiende las dimensiones de ser más activo políticamente”. Y para él, “esta es una forma diferente de manifestarse y de protestar”.

Una idea con la que está de acuerdo el director del IDPAC, Alexander Reina, quien considera que entregar esta obra “materializa un proceso de conciliación que hemos venido construyendo con los jóvenes de la localidad de Usme que participaron activamente en las manifestaciones del 2021, conocido como el Estallido Social”.

“Y, por otro lado, nos permite a nosotros como entidades mejorar nuestra capacidad de escucha, que fue un poco lo que el Estallido Social nos pidió”, agrega Reina.

Por su parte para el alcalde de Usme, Dorian de Jesus Coquies, quien acompañó la entrega, que estos jóvenes hallan pertenecido a Primera Línea “es un gran ejemplo de paz y reconciliación que demuestran que lo que han buscado, a través de estos procesos, es transformar su vida”.

“Y que por medio del diálogo están buscando escenarios para acercarse a la comunidad y mostrarle que su proceso social es la construcción de la paz en Usme”.

La huerta

Otro de los espacios que se restauró el pasado 2 de octubre fue una huerta comunitaria que, al igual que el proceso de restauración de la plazoleta, tuvo un valor de 10 millones de pesos, otorgados por el IDPAC, a través del programa “Obras con saldo pedagógico”.

Un programa que logró enrutar unos recursos para que la huerta pudiera ser tecnificada y que demuestra que los jóvenes pueden trabajar con las entidades públicas, un paradigma difícil de asimilar antes del Estallido Social.

Y es que, para poder trabajar con estos recursos, los jóvenes de Hijxs de Usminia y la organización La Quinta, los creadores de la huerta, “concertaron con la comunidad posibilidades de obras con saldo pedagógico y votaron en una jornada donde se decidieron estas dos obras y por eso se escogieron la huerta y el mantenimiento y embellecimiento de la Plazoleta de la Resistencia”, nos contó Luis Fernando Rincón, Gerente de Proyectos del IDPAC.

Un proceso que Laura Palechor, integrante de la organización La Quinta, formada por barristas de Millonarios de Usme, agradece porque es muy lindo ver la huerta mejorada y haber trabajado con la comunidad.

“Algo que me produce felicidad porque siento que hice algo bonito en el mundo”, concluye.

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